La entrada de Joan Vinyoli (1914-1984) en el mundo editorial estuvo posiblemente vinculada a su muy prematura orfandad (desde los cuatro años). En otras circunstancias, probablemente hubiera cursado estudios universitarios. Sin embargo, cuando contaba apenas dieciséis años, y recién terminados los estudios de comercio, un colega de su padre, el doctor Josep Fornés i Vila (uno de los fundadores en 1915 de la Editorial Labor), le incorporó a la empresa. Algunos de sus primeros poemas los publica Vinyoli en la excelente cantera de escritores que fue la revista Juventus, entre marzo y noviembre de 1931, es decir, cuando ya trabajaba en Labor, y compartió páginas con jovencitos como Tomàs Lamarca, Martí de Riquer, Josep M. Camps, Josep Maria Boix i Selva o Ignasi Agustí. La entrada de Vinyoli en Labor no supuso, pues, el abandono de la creación literaria, como lo demuestran también la publicación en la prestigiosa La Publicitat (el 16 de enero de 1935) de “De si una volta algú t´hagi amat”, versión de un poema de Rainer Maria Rilke, o de dos textos en Quaderns de Poesia (en octubre de 1935 y enero de 1936). Durante la guerra civil española, destinado a la Inspecció de Centres de Reclutament, participó en la traducción para Labor de la Historia de la literatura, de Klabund (Alfred Henschke, 1890-1928), que se publicaría en 1937, y las Edicions de la Residencia d´Estudiants, que dirigía el poeta Bartomeu Roselló-Pòrcel (1913-1938), le publicaron ese mismo año el poemario Primer desenllaç, del que Josep Janés i Olivé (1913-1954) seleccionaría un texto para la antología Presència de Catalunya (1938) publicada por los Serveis de Cultura al Front de la Generalitat de Catalunya. Aunque los poemarios de Vinyoli fueron apareciendo a lo largo de los años cuarenta y cincuenta, ciertamente no se trata de un corpus muy abundante, y Joan Margarit lo atribuyó precisamente al absorbente trabajo de Vinyoli en la editorial:
En la editorial Labor llegó a ser un alto cargo (director), pero este éxito económico y social se le reveló como un obstáculo para el cultivo de su vertiente de búsqueda espiritual, que incluye la escritura de poesia. Hay que decir, sin embargo, que el trabajo en la editorial también tuvo aspectos muy positivos para él. Hubo un tiempo en que hizo libros magníficos […] como la Enciclopedia Labor, con la que pudo dar trabajo a gente que lo necesitaba, como por ejemplo a muchas personas que acababan de regresar del exilio.
También Carlos Barral traza en sus memorias la imagen de un Vinyoli amargado por la dificultad para imponerse como poeta importante debido a su empleo en Labor y que los sábados se refugia en su tertulia con el catedrático de latín y director literario de Seix Barral Joan Petit (1904-1964) o el catedrático de filosofía Francesc Gomà (1915-1998), entre otros. Joan Guitart, en cambio, ha dejado constancia de la vocación editorial de Vinyoli: “Joan Vinyoli trabajaba con pasión y con entusiasmo, era un experto en edición, negociaba y se entusiasmaba con los mejores libros de medicina, de veterinaria, de ingeniería… trabajaba con los mejores especialistas”. Lo cierto es que, junto a la pléyade de empleados que pasaron por Labor (Manuel Sánchez Sarto, Salvador Clotas, José Martínez de Sousa, Carlos Barral, Mauricio Wacquez…), una de las cosas que siempre distinguió a Labor fue la calidad de sus colaboradores, entre los que se contaron profesionales de la talla de Vicente Aleixandre, José Manuel Blecua, Andrés Amorós, Martí de Riquer, Lluis Izquierdo, Severo Ochoa, Ricardo Gullón, Daniel Giralt Miracle, Antonio Skármeta, etc.
Vinyoli vivía apasionadamente la programación editorial –prosigue Guitart– y creía en la calidad y la comercialidad de los libros que producía. Era un buen negociador y ponía los cinco sentidos en todas las cartas que escribía, tanto a los editores extranjeros como a los autores propios. Preparaba con esmero y detalle la Feria de Frankfurt y acudía a allí con los encuentros cuidadosamente preparados, sabiendo muy bien lo que pediría y lo que ofrecería.
Plantas Medicinales, de Pius Font i Quer, conmúnmente conocido por su subtítulo, Dioscórides renovaso.
En indiscutible que como director editorial de ediciones generales (de las especiales lo fue Josep Maria Mas i Solench), Vinyoli dejó en Labor un legado muy importante, en el que destacan con luz propia dos libros del eminente botánico Pius Font i Quer (1888-1964) que se convirtieron en clásicos en la materia y en herramienta imprescindible para varias generaciones de universitarios, el Diccionario de botánica (1953), quizás el título más exitoso de Labor y que se reeditaba anualmente, y el enorme Plantas medicinales. Dioscórides renovado (1962), un tratado de 1030 páginas que tuvo 14 ediciones en Labor antes de pasar al catálogo de Península.

Edición en Península del Diccionario de botánica.
El progresivo enrarecimiento del ambiente laboral, al tomar a principios de los años setenta las riendas de la empresa el Banco Urquijo y Explosivos Río Tinto (que se convirtió en socio mayoritario), influyó notablemente en el progresivo descontento de Vinyoli en los años previos a su jubilación en 1979. La errática gestión del grupo, que en 1972 había comprado Ediciones Guadarrama y en 1973 Barral Editores se hacía sentir en el día a día. En palabras del poeta Joan Margarit:
A finales de los años setenta, en la editorial Labor se acaba toda una época con la entrada de Trías Fargas y su equipo de márketin en el consejo de administración. Se acabó el negocio basado en las relaciones personales, se acabaron los tiempos de emborracharse con un editor en una feria para conseguir unos derechos de traducción. Crece el desacuerdo de Vinyoli con el mundo que lo rodea y, en medio de una sociedad que se encaminaba hacia el pesimismo, el poeta va perdiendo su entusiasmo natural.
El prestigioso traductor del alemán Feliu Formosa contribuye a situar el inicio de esta insatisfacción a finales de la década anterior, cuando Vinyoli le confiesa que “el trabajo editorial le satisfacía poco”.

Vinyoli en Santa Coloma de Farners.
Una vez jubilado de Labor, Vinyoli aún firmaría un buen nímero de traducciones al castellano como Juan Viñoly, Juan Goytisolo seleccionaría y editaría para Lumen los celebérrimos Cuarenta poemas (1980) y se publicarían en la editorial Crítica, entre otros libros, el volumen de su Obra poética 1975-1979 (con prólogo de Miquel Martí i Pol) y A hores petites (1981), Premio de la Crítica Serra d Or, y, en la editorial Empúries, Passeig d´aniversari (1984), precedido de una nota introductoria de Francesc Parcerisas, con el que volveria a ganar el Premio de la Crítica Serra d´Or y, además, el Premio Nacional de Literatura 1985. En los años sucesivos, su prestigio como poeta acabó por relegar su sin embargo muy meritorio trabajo como editor en Labor.
Fuentes:
Feliu Formosa, “La constant recerca creadora”, en I cremo tot en cant. Actes del 1r Simposi Internacional Joan Vinyoli, Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2006, pp. 247-252.
Joan Guitart, “Joan Vinyoli, el símbol demesurat de la vida” en I cremo tot en cant, op. cit., pp. 47-49.
Albert Llanas (con la colaboración de Montse Ayats), “Labor: un referent inqüestionable”, en L´edició a Catalunya: el segle XX (fins a 1939), Barcelona, Gremi d´Editors de Catalunya, 2005, pp. 256-260.
Albert Llanas (con la colaboración de Montse Ayats), “Labor: un gran catàleg truncat”, L´edició a Catalunya: el segle XX (1939-1975), Barcelona, Gremi d´Editors de Catalunya, 2006, pp. 130-135.
Joan Margarit, “El meu Vinyoli”, en I cremo tot en cant, op.cit., pp. 15-36.
José Martínez de Sousa, “Mi paso por Editorial Labor”, Panacea, vol. VI, núm. 19, ps. 63-67.
Albert Vinyoli, “Hablando de best sellers“, Audioblog de Albert Viinyoli, 26 de abril de 2013.
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