La librería y posteriormente editorial Argos, situada inicialmente en el número 30 del barcelonés Passeig de Gràcia, ha quedado estrechamente vinculada al nombre del periodista y escritor Ignacio Agustí (1913-1974), quien asociado al waterpolista olímpico Ángel Sabata (1911-1990) dio un enorme impulso tanto a la librería como a la edición en cuanto en 1958 hubo abandonado la editorial Destino.
Sin embargo, tanto la apertura de la librería como sus primeras ediciones se remontan a la inmediata posguerra, y, pese a la existencia de un catálogo de 1948 en la Biblioteca de Catalunya, no es fácil encontrar información sobre su actividad en esos años. Aun así, sus colecciones, no excesivamente nutridas, son un excelente modo de introducirse en el coleccionismos, porque se trata de textos literariamente muy dignos y de libros de notable belleza editados con esmero (y no muy difíciles de localizar).
Si bien existen unos volúmenes que bajo el título Argos. La literatura universal en la mano compilan diversos textos fechables en los años cuarenta sin mayor precisión (probablemente 1943), los primeros títulos en los que se especifica el año son de 1941, y se trata ya de títulos de fuste: Diario de un artista, del premio Nobel de 1905 Henry Sienkiewicz (en traducción de Pedro de Palma e ilustraciones de Josep Granyer), con la que se abre la colección Calesa, y Tierra nueva, del también premiado con el Nobel Knut Hamsun (en traducción firmada por J. Pérez Bances) que es el primer número de la colección Carabela.
Sin embargo, al año siguiente ya muestra una producción más viva y estrena la colección Vita Vitae con la autobiografía Cuento de mi vida, de Hans Chistian Andersen, de la que ese mismo año la editorial Nausica publicaba una edición en rústica cuya versión española firma el insigne escritor y traductor Jaume Bofill i Ferro (1891-1968). La edición de Argos, encuadernada en tapa dura y con sobrecubierta, lleva la firma de Asís de Rodas (seudónimo quizá de Augusto Riera Sol) e incorpora un grabado a la madera del célebre artista vilanovino y compañero de taller de Joan Miró E[nric].C[ristòfor]. Ricart (1893-1960). Esta traducción había aparecido ya en la Biblioteca Inquietud de las barcelonesas Publicaciones Mundiales en 1930.
El diseño de las cubiertas tanto de la colección Calesa como de Carabela, así como sus logos, son obra del grafista Enric Cluselles (1914-2014), quien ese mismo año 1942 participa también en el segundo número de Vita Vitae con un retrato litografiado de Letizia Bonaparte para la edición de la obra de R. McNair Wilson, Letizia Bonaparte, madre de Napoleón, que se publica en traducción de Alfonso Nadal e ilustrada con grabados a la madera intercalados en el texto firmados por J. Fors (¿acaso el alcalde republicano de Canet de Mar Joaquim Fors Vidal [1889-1956]?). Entre las obras anunciadas para esta colección, de las que no hay constancia de que se publicaran, se contaban La vida privada de Helena de Troya, de John Erskine (1879-1951), Mi padre Knut Hamsun, de Tore Hamsun (1912-1995), Beatrice Cenci, del arqueólogo e historiador del arte Corrado Ricci (1858-1934) y Yo, Claudio, del célebre novelista y poeta británico Robert Graves (1895-1985).
En cuanto a Calesa, en 1942 ofrece a los lectores una edición de El jinete del caballo blanco, del escritor alemán Theodor Storm (1817-1888), en traducción de Kathe von Blankentsein e ilustraciones de Joan Commeleran (1902-1992), que hasta 1979 no recuperaría La Gaya Ciencia (en traducción de Julio Pintado); la traducción de Pedro de Palma de Vida de hidalgo, de Ivan Turgueniev, acompañada de ilustraciones firmadas por E. Albert, 1942, y Tres cruces, de Federigo Tozzi (1883-1920), traducida por Josep M. Camps (1915-1975) e ilustrada por J. Morató.
De Carabela aparecen también ese año 1942 La hostería volante de Chesterton, traducida por Mario Pineda, y el clásico del escritor húngaro Frigyes Karinthy, Viaje en torno a mi cráneo, traducido y con prólogo de Férenc Oliver Brachfeld (1908-1967).
Aún ese mismo año aparece el primer número de una nueva colección, Los Artistas Contemporáneos, que estrena con un libro dedicado a Juan Serra, pintor, de Juan Cortés, de la que se hace una tirada de dos mil ejemplares numerados. Se trata de un volumen en formato 19,5 x 13,5 e impreso en rústica con retrato del artista y cuarenta láminas impresas en papel couché con reproducciones fotográficas de obras de Serra.
Enorme interés tiene una de las obras que quedó como anunciada e inédita en esta colección, el libro dedicado a Domingo Carles por el escritor y editor Joan Teixidor (1913-1992), que se refirió en diversas ocasiones a este artista en sus textos en la revista Destino, entre ellos uno en su sección “En el Taller de los Artistas” (núm. 142, 6 de abril de 1940, p. 6) y varios en la sección Las Exposiciones y los Artistas (“La Exposición Nacional de Bellas Artes de Barcelona” [núm. 256, 13 de junio de 1942, p. 11], “De París a Roma” [núm. 305, 22 de mayo de 1943, p. 11], “Diez artistas en la Sala Pares” [núm 310, 26 de junio de 1943, p. 11], “María Llimona y Domingo Carles” [núm 334, 11 de diciembre de 1943, p. 11], etc.) y en el número 347 (11 de marzo de 1947) anunciará en la misma publicación, en la sección Formas y Colores, las memorias que el pintor estaba preparando y que, con prólogo de Josep Pla, se publicarían en la Editorial Barna con el título Memorias de un pintor (1912-1930).
De ese mismo 1942 es una edición de 300 ejemplares de El escultor Manolo Hugué, de Rafael Benet, con iniciales y viñetas al boj de E. C. Ricart, así como un par de libros en gran folio y encuadernados en tapa dura con solapa que, sin nombre de colección, quedan unificados por el diseño de Clusellas: Un siglo de Barcelona, 1830-1930, de Carlos Soldevila (con fotografías a color impresas al huecograbado y cuatricomías) y Las ciudades del mar, de Josep Pla (también ampliamente ilustrado).
Sin embargo, este impresionante arranque de la Librería Editorial Argos se desploma enseguida, y lo cierto es que hasta la entrada de Agustí, que puede inyectar una buena dosis de dinero procedente de la venta de sus acciones de Destino, la actividad editorial languidece con obras en cierto sentido menores, como el catálogo de la exposición celebrada por E. Casanovas el 12 de marzo de 1943, por ejemplo, Las subastas de libros (1945), un volumen con dibujos del célebre Opisso (1880-1966) que contiene la obra de Mirbeau Don José y del que se hizo una tirada de quinientos ejemplares numerados e impresos sobre papel de Holanda con filigrana de Argos, En la llama (1945), del poeta Juan Eduardo Cirlot (que dos años después entraría como empleado en la librería), de la que se hizo una tirada de 100 ejemplares en papel de hilo verjurado y otra de cien en papel de hilo, así como las ediciones más modestas (en rústica con solapas) de Jaume Fuster La corona valenciana (1945) y Calígula, biografía humorística (según la cubierta) o Las memorias de Calígula (según la portada), firmadas por un Fidelio Trimalción que no es otro que el escritor cántabro Cecilio Benítez de Castro (1917-1975), quien el año anterior había usado ya ese mismo seudónimo en el primer número de la revista ¡Hola! (2 de septiembre de 1944).
En 1946 destacan dos hechos en relación a Argos: por un lado, la edición del texto de Apuleyo Amor y Psiche, según la versión hecha en el siglo XV por Diego López de Cortegana, con prólogo del polígrafo catalán Carlos Soldevila, y por otro la petición a Censura, fechada el 21 de octubre de 1946, para importar 500 ejemplares de La isla de las almas perdidas de H.G. Wells que E.M. Antonioni había traducido y Acmé Agency había publicado en Buenos Aires.
Dado el estado letárgico en que entran las publicaciones de la Librería Editorial Argos a partir de ese momento –si bien en 1949 publica a Sebastià Gasch Títeres y marionetas, y al año siguiente inicia una colección Esto es España con el libro de Alberto del Castillo y Carlos Pellicer, Jose Maria Sert, su vida y su obra–, tal vez, pueda plantearse como hipótesis que en ello tenga poco o mucho que ver la fundación ese mismo año en Buenos Aires de una Editorial Argos dirigida por Luis Miguel Baudizzone (abogado y empresario, 1909-1979), José Luis Romero (historiador, 1909-1977) y Jorge Romero Brest (ensayista y crítico de arte, 1905-1989). No tengo de momento ninguna constancia de ello.
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