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El primer editor de Josep Pla, de Manresa a Buenos Aires

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Ignasi Armengou

Los dos nombres que han pasado a la historia como los editores del irrepetible prosista catalán Josep Pla (1897-1921) son sin ninguna duda Josep Maria Cruzet (1903-1962) en Selecta y Josep Vergés (1910-2001) en Destino. Sin embargo, ninguno de ellos fue el primero en editar una obra suya, sino que tal honor corresponde a Ignasi Armengou i Torra (1895-1954).

Armengou se habíia bregado desde muy joven como periodista en su Manresa natal, primero en la revista Cenacle (1915-1917), donde firmaba como J. de Riudor y cuyas páginas albergaron textos de Joaquim Ruyra (1858-1939), Carles Riba (1893-1959), Joan Arús (1891-1982), Manuel Brunet (1889-1956) y un joven Josep Pla que justo entonces empezaba también a foguearse en revistas comarcales.

Posteriormente fundaría el periódico nacionalista Joventut (1918), donde destaca el nombre de quien sería gran cultivador del género del reportaje Josep M. Planes (1907-1936), dirigiría El Pla de Bages y colaboraría en la continuación de Cenacle, Ciutat (1926-1928), antes de convertirse en un habitual de las publicaciones barcelonesas (Mirador, La Publicidad y, firmando como Màrius Vidal, en el órgano de los socialistas catalanes del momento, Justicia Social).

La idea de crear una editorial que se abriera a publicar en catalán un tipo de libros de gran aceptación pero de intención no estrictamente estética, y que contribuyera además a la profesionalización de los escritores catalanes se ha atribuido tanto a Josep Pla como a Manuel Brunet e Ignasi Armengou, pero en cualquier caso, según la versión de Pla, Armengou le escribió a París proponiéndole publicar en forma de libro una combinación de algunos de sus mejores artículos periodísticos con algunos textos originales, así que, si podemos creerle, en la iniciativa de Armengou está el orígen del Pla autor de libros.

En un interesante artículo publicado en La Publicitat el 30 de abril de 1925, titulado con mucha agudeza «Per una editorial independent» y escrito en primera persona del plural, Pla describía el proyecto como la iniciativa de unos cuantos amigos que deseaban ver publicados «llibres catalans de caràcter independent». Menciona además los cuatro primeros títulos programados: una novela de Brunet, un libro de memorias de Eugeni Xammar (1888-1973), una recopilación de cuentos de Ramon Raventós (1882-1923) y el aludido libro ideado por Armengou (sin mencionarlo), y expresa también la voluntad de publicar, inicialmente, cuatro títulos anuales a modo de prueba, pero con la exclusión explícita del género poético. El propósito sería dar voz a lo que llama «escriptors independents», que según él eran rechazados por grupos como el de La Revista por motivos extraliterarios (pone como ejemplo Concepte general la ciència catalana, de Francesc Pujols).

Es curioso el ejemplo de La Revista porque en los tres primeros libros editados por Diana aparece como sede el número 125 de la Rambla Catalunya, el mismo edificio que albergaba esa publicación (y también de la colección La Novel·la Estrangera de Ventura Gassol i Joan Gols), y más tarde aparece como tal la calle Petritxol, número 5. Otro de los cambios que se produjo en la trayectoria de esta editorial fue el de impresor. Hasta 1926 el impresor es Eduard Castells, si bien en su epistolario Armengou daba por hecho que los imprimiría la prestigiosa Altés, pero luego pasa a serlo Antoni López Llausàs.

En realidad, las heterogéneas Ediciones Diana estrenaron en la primavera de 1925 una Bibblioteca d’Escriptors Independents con Coses vistes, de Pla (que según dejó escrito tuvo dos ediciones de dos mil ejemplares) y El meravellós desembarc dels grecs a Empúries de Brunet, pero en contra de los previstos a estos siguieron ese mismo año Ma vida en doina. Memòries del Doctor Verdós, de Joan Santamaria (1884-1955) y Rússia, de Pla. Al año siguiente se publicaron La llanterna màgica, de Pla, La filla d’en Tartarí, de Santamaria y (fuera de colección y con ilustraciones de Joan Llaverias) L’anell dels Nibelungs, una de las primeras obras de Cèsar August Jordana (1893-1958), que por entonces era uno de los colaboradores de la Sociedad de Estudios Militares (SEM), dato que luego cobrará sentido.

Este desnortado proyecto editorial llegó finalmente a publicar solo cuatro títulos más: L’apòstol (1927), de Santamaria, La caravana (1927), de Josep Maria Millàs-Raurell (1896-1971), Relació (1927), de Pla, y El conspirador sentimental, de Francesc Madrid (1900-1952).

En 1967, al reconstruir las vicisitudes de Rússia (libro del que dice que se hicieron «cinco reediciones seguidas ‒5000 ejemplares‒ en un espacio muy corto de tiempo»), explicó Josep Pla:

Ignacio Armengou tuvo la desgracia de nombrar depositario general y distribuidor del libro a un individuo que tenía una librería en la Rambla de Catalunya, muy cerca del cine Kursaal. Mientras se agotaba la quinta reimpresión y Armengou se ponía manos a la obra con la sexta, constató que el depositario general se había llevado el pastel sin hacer ninguna liquidación. Nadie, que yo sepa, lo ha vuelto a ver. Armengou, con toda esta historia, perdió mucho tiempo y bastante dinero.

Es muy probable que la librería a la que alude sea la Llibrería Italiana que habían fundado el abogado y pintor Magí Sandiumenge (1885-1930) como socio capitalista, que murió pocos años después en Guinea Ecuatorial, y de la que entre 1923 y 1926 (durante la dictadura primorriverista) fue gerente Miquel Ferrer i Sanxís (1899-1990), quien por su implicación en un intento fallido de asesinar al rey Alfonso XIII (complot del Garraf) sería condenado a seis años de prisión.

La Llibrería Italiana, que ocasionalmente actuó como editora ‒Joventut del príncep, de Wilhelm-Meyer Foster en 1924‒ tenía fama de ser un nido de independentistas y era vigilada por las autoridades represivas primorriveristas, que acabaron por cerrarla. Lo cierto es que allí se celebraban las clases teóricas de instrucción militar organizadas por la Societat de Estudis Militars (uno de cuyos objetivos era crear un ejército catalán) e impartidas por Miquel Àngel Baltà (1892-1964).

El librero Miquel Ferrer dejó en sus memorias el siguiente retrato de Armengou, que acudía en ocasiones a la librería (traduzco):

Ignasi Armengou, un abogado joven, que con el tiempo sería director de la Oficina de Turismo de la Generalitat de Catalunya, ubicada en la Gran Vía, era uno de los primeros afiliados a la Unió Socialista de Catalunya y un asiduo colaborador de Justicia Social. No sé cómo, entabló buena amistad con Manuel Brunet, por entonces redactor del diario Las Noticias de Barcelona.

En cualquier caso, concluida esta aventura (que sorprendentemente Farreras Duran calificó como «uno de los éxitos más remarcables durante la dictadura del 1923 al 1930»), Armengou se centró en el turismo, hasta que al producirse el levantamiento totalitario de 1936 se sintió amenazado por la Federación Anarquista Ibérica y se estableció en París, de donde pasaría en 1938 a Buenos Aires.

De su paso por Argentina quedan como testimonio sus colaboraciones con el Casal de Catalunya en Buenos Aires y sus textos en algunas revistas del exilio catalán (Catalunya, Xaloc, La Nostra Revista). Pero además se convirtió en uno de los socios de José Serra y Compañía, una distribuidora de libros que ocasionalmente llegaría a publicar algún título (de 1949 es el del catalán exiliado en Argentina Rodolf Llorens i Jordana Servidumbre y grandeza de la filosofía, con pie de José Serra y Cía Publicaciones Hispano Americanas).

En 1946 Serra se había asociado con los barceloneses José Biosca Torres y Carles Sentís para crear una distribuidora para América Latina que dio lugar a Iber Amer, cuya delegación en Buenos Aires se denominó Iber Amer Argentina Sociedad de Responsabilidad Limitada Publicaciones Hispanoamericanas, tenía como sede la calle Bolívar número 260 y como gerente a Ignasi Armengou y al magistrado español exiliado en Buenos Aires Santiago Sentís Melendo (que se desempeñó allí como traductor de textos jurídicos y como uno de los impulsores de la Editorial Jurídica Europa América, EJEA) como otro de los socios.

En 1951 Armengou y Jorge Eduardo Taylor se convierten en los socios mayoritarios y el domicilio pasa por esas fechas a ser el número 1381 de la calle Junín. Inicialmente fue la distribuidora en América de la exquisita editorial madrileña Plus Ultra y de algunos sellos lujosos de Montaner y Simón, pero progresivamente fue añadiendo a su catálogo a Vergara, Bosch, Ariel, Tecnos y Aymà, entre otros sellos. También en esta etapa publica algún que otro libro (de 1951 es Paz en el alma, de Fulton J. Sheen, en traducción de Floreal Mazía).

Ya muerto Armengou, la Iber Amer peninsular se fusionó con Ariel y Seix Barral y en 1965 se pensó en Josep Pedreira (1917-2003) como supervisor y director de ventas. En Buenos Aires, cuando estalló el conflicto por los derechos de El doctor Zhivago el director era Tomás Avalis Ciuffoli y desde 1958 la empresa se había convertido en sociedad anónima.

Fuentes:

Sílvia Caballeria i Ferrer y Carme Codina i Contijoch, «El món editorial de les lletres catalanes (des de finals del segle XIX fins al final de la guerra civil», Ausa, núms. 132-133 (1994), pp. 81-112.

Jordi Castellanos, «Mercat del llibre i cultura nacional (1882-1925)», Els Marges, núm. 56 (1996), pp. 5-38.

Joan Esculies Serrat, «El catalanismo republicano de Manresa, entre Acció Catalana y Esquerra Republicana de Catalunya (1929-1931)», Hispania Nova, núm. 20 (2022) pp. 27-56.

F. Farreras i Duran, «Ignasi Armengou», Pont Blau, núm. 16 (febrero de 1954), p. 49.

Miquel Ferrer, «Ignasi Armengou», La Nostra Revista, núm 73 (enero-febrero de 1954), p. 39.

Albert Manent, «Ignasi Armengou i Edicions Diana (1925-1929), en Del noucentisme a l’exili. Sobre la culutra catalana del nou-cents, Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1997, pp. 119-125.

Francesc Montero Aulet, Manuel Brunet i Solà (1886-1956). El periodisme d’idees al servei de la «veritat personal», tesis doctoral presentada en la Universitat de Griona en 2011.

Josep Pla, «Historia de este libro», en Viaje a Rusia, traducción y prólogo de Marta Rebón, Barcelona, Destino, 2018, pp. 19-32.


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