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Ferdinand, de Munro Leaf y Robert Lawson, y la polémica que no acaba

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En 1938, a las puertas de la segunda guerra mundial, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas otorgó el Oscar al mejor cortometraje de animación a Ferdinand the Bull, que contaba con música de Albert Hall Malotte (1895-1964) ‒quien ese mismo año estrenaría «Fiesta en Purchena», basada en los Juegos Moriscos de Abén Humeya de 1569‒ y con la que se estrenaba como director Dick Rickard (1907-1970), que previamente había escrito para Disney los guiones de Un paleto en la ciudad (1936), El café del bosque (1937), El viejo molino (1937) y Blancanieves y los siete enanitos (1937).

Munro Leaf.

El guion de este cortometraje de apenas nueve minutos se basaba en la obra que Munro Leaf (1905-1976) decía haber escrito en una tarde de octubre de 1935 con el propósito sobre todo de poder proporcionar una fuente de ingresos a su amigo y dibujante Robert Lawson (1892-1957), The Story of Ferdinand, al que se tiene por el primer álbum ilustrado subversivo. Esta obra la había publicado originalmente en septiembre de 1936 en Nueva York la por aquel entonces aún joven ‒e independiente‒ Viking Press fundada unos años antes por Harold K. Guinzburg y George S. Oppenheim y que desde 1933 contaba con un catálogo destinado al público infantil a cuyo frente se encontraba la hasta entonces editora en Doubleday (1922-1932) May Massee (1881-1966). (Algún día valdrá la pena repasar la trayectoria y la labor de editoras estadounidenses como Massee y Annis Duff en Viking, Ursula Nordstroom en Harper & Row y Louise Seaman en Macmillan para calibrar su influencia en la literatura infantil occidental en la segunda mitad del siglo XX).

La historia de un novillo que prefiere disfrutar de la naturaleza a enfrentarse a un torero (negándose incluso a embestirlo cuando se encuentran en la plaza) fue muy pronto objeto de controversia y debate, pero no de inmediato. Si bien la tirada original de The story of Ferdinand fue muy prudente (1500 copias), en el último trimestre de 1936 había vendido ya 14.000 copias, lo que lo convertía, en el ámbito de influencia de Viking, en un éxito muy notable, y la misma tónica siguió el año siguiente. Sin embargo, la tendencia cambió radicalmente a partir del estreno del cortometraje de Disney, que contribuyó a que en 1938 se alcanzaran los 68.000 ejemplares vendidos.

May Massee.

En ese contexto histórico ‒segundo año de guerra civil española y con la segunda mundial a las puertas‒, y sobre todo tras el resurgir del éxito polémico de Sin novedad en el frente (1929) de Erich Maria Remarque (1898-1970) (que Lewis Mileston había llevado a la gran pantalla en 1930), el argumento fue interpretado como un manifiesto de propaganda pacifista, y empezaron a surgir voces solicitando su retirada de bibliotecas públicas e incluso la prohibición de su venta. Que en una entrevista en el New York Times Munro Leaf declarara que la falta de ardor guerrero de Ferdinand no era sino «expresión del buen gusto y la fuerza de carácter del héroe» y que el protagonista era «un alma sublime, un filósofo», no ayudó tampoco mucho a que el libro fuera interpretado sin condicionamientos.

En la Alemania hitlerizada, el libro fue calificado de «propaganda degenerada» y no fue publicado, por Amstutz, Herdeg & Co. y en traducción del pedagogo suizo Fritz Guttinger (1907-1992), hasta 1942. Se ha escrito o dado a entender en muchas ocasiones que también en España el libro fue prohibido, aunque parece que las cosas no son exactamente tan simples.

Durante la guerra civil, el precario pero resistente panorama editorial de la literatura infantil estaba dominado por una pléyade de escritores e ilustradores españoles ‒acaso para evitar gastos de traducción, pero también porque fue una época brillante de la literatura infantil‒ como Lola Anglada (1892-1984), Antoniorrobles (Antonio Joaquín Robles Soler, 1895-1983), Magda Donato (Carmen Eva Nelken Mansberger, 1898-1966), Salvador Bartolozzi (1882-1950), Elena Fortún (María de la Encarnación Gertrudis Jacoba Aragoneses de Urquijo, 1886-1952), Joan Junceda (1881-1948), Mercè Llimona (1914-1997), Concha Méndez (1898-1986)…, de modo que lo más probable es que nadie se planteara seriamente la publicación en España de esta novela.

Por otra parte, no hay constancia de que una vez concluida la guerra y con el régimen dictatorial ningún editor intentara siquiera presentar a censura el libro de Munro Leaf, probablemente porque la versión cinematográfica de Disney sí fue prohibida. De hecho, cuando el libro se publicó por primera vez en España fue en la versión en papel de la historia previamente pasada por el cedazo de Disney (y con sus propias ilustraciones coloreadas y debidamente edulcoradas), como ya había hecho también en 1941 la editorial argentina Tor fundada por el catalán Juan Carlos Torrendell (1895-1961), que lo publicó con el título El toro Ferdinando, como primer volumen de una colección Walt Disney.

El único expediente de censura que Montse Pena ha hallado del libro de Munro Leaf en los archivos españoles ha sido el núm. 10014-67, en que se autoriza la publicación de este relato como parte del volumen IV de la colección Walt Disney que habían empezado a publicar las madrileñas Ediciones Recreativas (ERSA). Eso sí, entre las diversas alteraciones que ha sufrido el texto en este proceso, esta versión sitúa la acción no en España sino en México. En sentido estricto, pues, no es que durante el régimen franquista el libro fuera prohibido, sino que nadie se atrevió siquiera ‒no valía la pena‒ intentarlo.

La primera edición fiel al original y con las ilustraciones de Lawson no se publicaría en España hasta 2016, en la lerense Editorial Kalandraka, si bien en traducciones al catalán, gallego y portugués, pero no en castellano. Como apunta Montse Penas, es probable que ello se debiera a cuestiones de cesión de derechos, pues desde 1962 circulaba una edición en español, en traducción de la bibliotecóloga y titiritera boricua Pura Teresa Belpré White (1899-1982), publicada por la misma Viking, y en 1984 la editorial Lóguez había publicado una versión española del texto original de Jacqueline Ruzaka con ilustraciones del artista alemán Werner Klemke (1917-1994).

Durante el franquismo, ni siquiera hubo necesidad de prohibir formalmente el libro antitaurino y pacifista de Munro Leaf.

Fuentes:

José Andrés Martínez García, «La historia del toro Ferdinando», Criterio, 20 de marzo de 2015.

Roberto Martínez-Mateo Roberto, «The story of Ferdinand: de Nueva York a Salamanca», Ocnos: Revista de Estudios sobre Lectura [en linea], núm. 12 (2014), pp.25-56.

Pamela Paul, «Ferdinand The Bull Turns 75», The New York Times, 31 de marzo de 2011.

Montse Pena Presas, «La censura en España de The story of Ferdinand de Munro Leaf y Robert Lawson», en Revista Prohibido leer:  la censura en la literatura infantil y juvenil contemporánea, 2016, pp. 95-104.

Quetzalcóatl Rodríguez, «El caso del toro Ferdinando», Al Toro, 16 de marzo de 2018.


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