A principios del siglo XX corría por la incipiente industria editorial en catalán un personaje muy vinculado también a la música y a la lexicografía al que quizá no se ha prestado suficiente atención, pese a haber dirigido una de las colecciones más importantes del momento (la Biblioteca Popular dels Grans Mestres): A. Albert Torrellas (¿1880?-1969), cuya carrera estuvo estrechamente vinculada a la de Eduard Domènech i Montaner (1854-1938), hijo a su vez del prestigioso editor y encuadernador Pere Domènech i Saló (1821-1873) y hermano del célebre arquitecto Lluis Domènech i Montaner (1849-1923).
En 1905 A. Albert Torrellas había sido colaborador de la revista mensual Fulles d’Art (1905), donde coincidió con el escritor y célebre pedagogo Antoni Borí i Fontestà (1861-1912), y posteriormente lo fue de Estil (1906), pero su nombre es sobre todo conocido en esos primeros años del siglo por ser el director de la colección que arranca en 1907 con la traducción del dramaturgo Salvador Vilaregut (1872-1937) de Juli Cèsar, la del corrector y lexicógrafo Francesc Torres i Ferrer (1876-1944) de Antonius y Cleopatra, la del escritor aranés Josep Sandarán Bacaria (1875-1942) de la primera parte de Enric IV y la del polifacético escritor y artista Carles Capdevila (1879-1937) de La festa dels reis o lo que vulgueu. En los años sucesivos la colección llegaría a completar la edición de dieciséis obras shakespearianas, con la vocación de hacer llegar sus obras a un público lo más amplio posible, pero lo que tal vez haya hecho más famosa a la Biblioteca Popular dels Grans Mestres sea la publicación de algunas de las primeras traducciones del insigne poeta Josep Carner (1884-1970).
A juzgar por las fechas de sus primeras publicaciones, el año 1908 es el año de la eclosión de Albert Torrellas: además de colaborar en publicaciones periódicas (en Teatràlia, que dirigía Rafel Marquina, por ejemplo), la revista A Tots Colors que dirigía Pompeu Crehuet (1881-1941) para el editor e impresor Bartomeu Baxaries le publica Cor delator: monòleg: narració extraordinària, adaptación para la escena de una de las narraciones de Edgar Allan Poe; en la Biblioteca Popular dels Grans Mestres que auspiciaba el editor Eduard Domenech aparecen ese mismo año su libro Del cor al cor: poesies íntimes y su traducción de El rei Lear de William Shakespeare.
El sentido de la traducción al catalán de los grandes clásicos de la dramaturgia internacional —y en particular de Shakespeare— tenía un calado que tal vez no sea fácil de advertir desde fuera y en la distancia, pues por entonces la lengua catalana no contaba con una gramática homogénea ni una ortografía asentada, y además estaba en su apogeo el debate acerca de cuál debía ser el modelo de la lengua que debía emplearse en los textos dramáticos, llegándose al punto de distinguir muy claramente entre las traducciones para ser leídas (atiborradas en ocasiones de notas a pie prolijas explicando los términos en desuso en la calle) y las traducciones destinadas a ser estrenadas.
Plantear en esas fechas —en un momento de convivencia conflictiva entre modernistas y novecentistas— una colección de nombre tan inequívoco como la que dirigía A. Albert Torrellas era toda una declaración de intenciones, dejaba claro a quién se dirigía y tomaba implícitamente partido por un modelo que se acercara al de la calle (sin restringirse, sin embargo, al urbano ni desdeñar por ello a los clásicos medievales catalanes).
La colección contó como traductores con algunos escritores la mar de interesantes, como el psiquiatra y filósofo políglota Diego Ruiz (1881-1959) —Macbeth (1908)—, el dramaturgo Joan Puig i Ferrater —El marxant de Venècia (1909), justo el mismo año en que pronunció la influyente conferencia «L’art dramátic i la vida»— o el luego importante ensayista y editor literario Josep Farran i Mayoral (1883-1955) —que inició su carrera precisamente en la Biblioteca con su traducción La feréstega domada (1908)—, pero aun así el más interesante es el caso de Carner, quien publicó en esta colección sus traducciones El somni d’una nit d’estiu (1908), Les alegres comares de Windsor (1909) y La tempesta (1910), decimosexto y último título de la colección.
El reputado crítico Ramón Esquerra, en una obra que, en plena guerra civil —ya asentada la normativización de la lengua impulsada por Pompeu Fabra (1868-1948)—, le publicó la Institució del Teatre (Shakespeare a Catalunya, 1937), hacia el siguiente balance, valorando más la importancia sociológica que literaria, de la colección (traduzco del catalán):
Es el primer intento de popularización de tota la obra dramática de Shakespeare, dando a conocer algunas obras, que, como las comedias y los dramas históricos, eran muy poco conocidas. Ciertamente, el valor del conjunto de las traducciones es muy escaso y bastante irregulares todas ellas, pero mediante estos libritos fueron muchos los que descubrieron a Shakespeare.
El mismo año en que se truncó la trayectoria de la Biblioteca se publicaron otras dos traducciones de A. Albert Torrellas en la empresa de Ernest Domènech: una al español —Rey en la tumba, del novelista británico famoso por El prisionero de Zenda Anthony Hope (1863-1933)— y otra al catalán —Minnie, del narrador francés André Lichtenberger (1870-1940)—; y en 1911 aún publicaría en la misma editorial ¿Culpable?, traducción al español de la novela del diplomático y escritor William Le Queux (1864-1931).
Pasarían casi veinte años hasta que Albert Torrellas volvió al primer plano editorial, y entonces fue como director del imponente Diccionario de la música ilustrado (1929) —18.000 artículos, 2.000 grabados, destacaba la publicidad— impulsado por la Central Catalana de Publicacions, que contó con el compositor y director de orquestra Jaume Pahissa (1880-1969) como director técnico y con el entonces veinteañero filósofo Eduardo Nicol (1907-1990) como jefe de redacción; además, reforzaron su lanzamiento con la creación de la revista mensual Música (que en su primer editorial se define como «prolongación y complemento» del Diccionario y que incluía una partitura en cada número). De esos dos exquisitos volúmenes nacería ya en la posguerra el no menos lujoso y completo Diccionario enciclopédico de la música (1947) en cuatro volúmenes.
Pocos años después firmaba, impreso por Joaquim Horta (1878-1956), un Castellano-Catalán según las Normas del Institut d’Estudis Catalans (1932), base del exitoso Diccionari Pal·las Castellà-Català (1932). Se abre entonces una nueva etapa de silencio editorial que ya no rompe hasta el final de la guerra civil española, con una Historia de la música (1942) y una Historia de la moneda (1943) para Seix & Barral Hnos, al que seguiría la biografía del Conde de Villamediana Son mis amores… (1944) para la Librería Dalmau y simultáneamente en la barcelonesa editorial Memphis. Para Seix & Barral todavía prepararía obras tan dispares como un Recetario práctico del hogar (1944), un Nomenclátor de química, droguería y farmacia (1946), Lord Byron. El grande enfermo (1946) y Franz Schubert (1949), mientras que en SGEL (Sociedad General Española de Librerías) publicaría Como las hojas: Lola Montes, la amada del rey poeta (1944) y en Memphis Una vez era un príncipe. Ventura y desventura de Manuel Godoy y Pepita Tudo (1944). A tenor de los títulos, se diría que en esa década —difícil en Catalunya en muchos sentidos— Albert Torrellas invirtió sus amplios y diversos conocimientos en crear obras divulgativas y comerciales, probablemente de pane lucrando. No he encontrado noticia, en cambio, de actividad editorial (más allá de la que a menudo implican ese tipo de libros).
En los años cincuenta, parece que A. Albert Torrellas pudo volver a sus intereses más personales, así que recuperó y actualizó como editor algunas de las mejores obras en las que había participado, con un Apéndice al Diccionario enciclopédico de la Música de la Central Catalana de Publicaciones en el que colaboraron el prestigioso crítico y experto colaborador editorial (Daimon, Labor, Sopena) Menéndez Aleyxandre (1899-1984) y el compositor Clemente Lozano, y con el Diccionari castellà-català. Complementat amb un vocabulari de noms patronímics i amb normes fonamentals per escriure i llegir en català, que publicó con éxito inmediato Miquel Arimany (1920-1996) y lo reeditó durante muchos años.
Fuentes:
Marta Company, «Albert Albert i Torrellas», en Montserrat Bacardí i Pilar Godayol, dirs., Diccionari de la traducció catalana, Vic, Eumo Editorial – Universitat Autònoma de Barcelona – Universitat de les Illes Balears – Universitat Jaume I – Universitat de Vic, 2011.
Manuel Llanas, L’edició a Catalunya al segle XX (fins a 1939), Barcelona, Gremi d’Editors de Catalunya, 2005.
Marcel Ortín, «Llengua literaria, teatre i traducción: les reflexions del primer Carner», en Marcel Ortín i Dídac Pujol, eds., Lllengua literaria i traducción (1890-1939), Lleida, Punctum & Trilcat, 2009, pp. 105-128.
Marcel Ortín, «»El somni d’una nit d’estiu en la traducció de Josep Carner: la mediació francesa», Anuari TRILCAT, núm. 10 (2021), pp. 60-77.