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Ricardo A. Latcham, padrino en América del libro catalán

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En un artículo publicado en diciembre de 1929 en la revista chilena Atenea, el autor de Escalpelo: Ensayos críticos (1925), Ricardo A. Latcham (1903-1965), dedicó un bien informado estudio a «Víctor Català y el ruralismo en la literatura catalana» (núm. 60, pp. 591-595) que al parecer contribuyó notablemente al conocimiento internacional de la obra de la narradora que se ocultaba tras ese seudónimo masculino (Caterina Albert, 1869-1966), así como al del panorama narrativo catalán de principios de siglo. Sin embargo, esa misma labor de difusión del libro y la literatura catalana puede remontarse incluso a algunos años antes y Latcham nunca dejó de llevarla a cabo, lo cual contribuye a explicar que prologara la edición chilena de la novela de Francesc Trabal (1899-1957) Judita (1941), que en agosto del año siguiente protagonizara el acto de inauguración del Instituto Chileno Catalán de Cultura (con una conferencia titulada «Semblanza de Ramon Llull» en la Sala Medina de la Biblioteca Nacional) o que en los Jocs Florals celebrados en mayo de 1943 en Santiago de Chile actuara como uno de los mantenedores (junto a personalidades tan destacadas de la cultura catalana como la actriz Margarita Xirgu y el escritor y editor Xavier Benguerel, entre otros).

Ricardo A. Latcham

Latcham había conocido en profundidad la literatura y la cultura catalanas como consecuencia de la dictadura del general Carlos Ibáñez del Campo (1877-1960), que en 1927 lo llevó a exiliarse en Europa (Francia, Bélgica, Inglaterra) y a vivir en Barcelona una etapa intelectualmente muy fructífera en la que tuvo la oportunidad de relacionarse con el insigne historiador y primer presidente del Institut d’Estudis Catalans Antoni Rubio i Lluch (1856-1937), con el medievalista Ferran Valls i Taberner (1888-1942) y con el político y autor de la que se tiene por la primera historia de la literatura catalana escrita íntegramente en catalán (Literatura catalana, perspectiva general, 1917) Luis Nicolás d’Olwer (1888-1961), antes de ser discípulo en Madrid del insigne filólogo Américo Castro (1885-1972) en el prestigioso Centro de Estudios Históricos.

Durante esos años, fruto de sus relaciones personales y acaso de su facilidad para el aprendizaje de lenguas, Ricardo A. Latcham publica en algunas de las revistas culturales catalanas más importantes del momento firmando como Ricard A. Latcham, como es el caso de La Nova Revista fundada por el poeta Josep M. Junoy (1887-1955), donde en noviembre de 1928 publica un ensayo sobre la importancia y vigencia de la obra de Rilke («L’ànima melodiosa de Rainer Maria Rilke») o la Revista de Catalunya del lingüista Antoni Rovira i Virgili (1882-1949), en cuyo número 57 (agosto de 1929) aparecen sus impresiones sobre «Montserrat» en una prosa de cierto voltaje poético.

Aun así, su labor de analista y divulgador del libro catalán se hace más evidente en las páginas que por aquellos mismos años publica en la mencionada revista Atenea, donde en abril de 1929 ya aparece «La nueva poesía catalana» (en el que repasa la obra de Joan Salvat-Papasseit, Josep Carner, Josep M. López-Picó, etc., y destaca la importancia de Jacint Verdaguer). En números sucesivos de la misma revista se ocupa de Joan Maragall («El espiritualismo de Maragall» en junio y «La psicología de Joan Margall», sobre el título homónimo de Rovira i Virgili, en octubre), Víctor Català e incluso, estando ya de regreso en Chile, reseña en Atenea el libro de Gonzalo de Reparaz (1901-1984) Catalunya a les mars: navegants, mercaders i cartògrafs catalans de l’Edat Mitjana i del Renaixement, publicado en 1930 por la editorial Mentora.

Esta labor, enmarcada en el interés específico que Latcham demuestra por otras literaturas nacionales (la peruana, la colombiana), se intensifica de nuevo a finales de los años treinta, sobre todo como consecuencia de la guerra civil española y de la llegada de un numeroso e importante contingente de exiliados catalanes a Chile (Benguerel, Trabal, Joan Oliver, Domènec Guansé, Cèsar August Jordana…), de alguno de los cuales se convertirá en poco menos que mentor (en particular de Trabal, como demuestra el prólogo a la edición chilena de 1941 de Judita y la reseña crítica a la misma obra que publicó en La Nación).

Ya en 1942 el PEN Club chileno (que Latcham presidió en diferentes etapas) había acogido en su seno a los escritores en lengua catalana, que incluso habían creado una sección propia en esta institución, que a su vez sería el germen del mencionado Instituto Chileno-Catalán de Cultura. Esta última institución, en ocasiones en colaboración con el Centre Català de Santiago y la Agrupació Patriòtica Catalana, publicó algunos libros, como es el caso por ejemplo de Instituciones políticas del antiguo estado catalán (1945), del abogado Lluís Franquesa i Feliu (1908-1951), quien había presidido el Foment Catalanista Republicà de Girona (1932), Acció Catalana Republicana de Girona (1934-1938) y había presidido la Audiencia de Girona (1937), y que por entonces era el secretario del Instituto Chileno-Catalán.

Uno de los libros premiados en los Jocs Florals celebrado en Santiago de Chile fue el estudio de psicología colectiva Les formes de la vida catalana, de José Ferrater Mora (1912-1991), publicado originalmente en una edición de corta tirada en 1944 por las Edicions de l’Agrupació Patriòtica Catalana, tanto en catalán como en español. En junio de ese mismo año Latcham publicaba ya ‒en su semanal «Crónica literaria» en el periódico La Nación‒ un meditado comentario sobre este importante libro (reiteradamente reeditado e incluido en la influyente colección de Edicions 62 Les Millors Obres de la Literatura Catalana y como número 13 de la colección Biblioteca de Cultura Catalana coeditada por Alianza Editorial y Enciclopèdia Catalana).

A finales de ese mismo año, el 5 de noviembre, el mismo periódico acogía un extenso comentario de Latcham a dos de las obras más influyentes publicadas durante el exilio por el poeta Josep Carner (1884-1970): el extenso poema Nabí, cuya versión original en catalán había publicado en 1941 las Edicions de la Revista de Catalunya de Buenos Aires con un texto prologal de Josep Maria Miquel i Vergés (1903-1964) y que el año anterior se había publicado en español en la editorial Séneca de México; y el impactante y controvertido Misterio de Quanaxhuata (aparecido en México en las Ediciones Fronda de Vicenç Riera Llorca y Avel·lí Artís i Balaguer en 1943), y cuya edición en catalán no aparecería hasta 1951, con el título El ben cofat i l’altre, en la Catalunya Norte (concretamente en la editorial Proa, durante el largo período en que esta estuvo radicada en Perpiñán). Prueba de la importancia que entre los exiliados catalanes se daba a estos comentarios críticos es que la publicación de México La Nostra Revista da noticia en las páginas de su número de enero de 1946 de la aparición de este extenso estudio sobre uno de los principales poetas catalanes del momento, acompañado además de la mención de un artículo que no he sabido localizar sobre «La tragedia de Jacint Verdaguer» publicado por Latcham en la revista Zig-Zag coincidiendo con el centenario del nacimiento del poeta.

Los ejemplos mencionados deberían bastar como demostración de que Ricardo A. Latcham fue uno de los muy escasos valedores con que contaron los intrépidos editores de libros en catalán en los países americanos. Y sin embargo, la faceta como crítico literario de Latcham ‒a quien Ismael Gavilán sitúa entre «las voces cimeras de la crítica hispanoamericana del siglo XX»‒ no sólo no ha recibido en los países de lengua catalana el reconocimiento que probablemente merece, sino que su figura y la trascendencia de su labor sigue siendo bastante desconocida.

Fuentes:

Emilio Abreu Gómez, Héctor P. Agustí, Alone, Fidel Araneda Bravo y otros (entre los cuales Mario Benedetti, Enrique Lafourcade, Mariano Picón Salas y Benjamín Subercaseaux), Homenaje de Atenea a don Ricardo A. Latcham (1903-1965), (separata núm. 408 de la revista Atenea), Santiago de Chile, Editorial Universitaria 1965.

Ismael Gavilán Muñoz, «Ricardo A. Latcham: efigie de intelectual», Acta Literaria, núm. 48 (primer semestre de 2014), pp. 149-157.

Moisés Llopis i Alarcón, «La recepción de las letras catalanas en la prensa chilena entre 1940 y 1947. Reconstrucción política y difusión literaria», Anales de Literatura Chilena, núm. 28 (diciembre 2017), pp. 63-77.

Moisés Llopis i Alarcón y Jaume Subirana i Ortín, «Francesc Trabal: activisme cultural trasplantat», Els Marges, núm. 115 (prrimavera de 2018), pp. 49-74.


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