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Al hilo de un colofón cubano

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A Juan Francisco Turrientes, autor en Laurel de Colofones.

Los colofones de los libros, de larguísima tradición, hay que leerlos siempre; y no sólo porque a veces proporcionan información interesante, curiosa, divertida o pertinente, sino porque a veces pueden llevar a su lector a historias fascinantes.

En 1956 se publicó un volumen de ensayos titulado Con los mismos ojos con el siguiente colofón: «Esta edición, que consta de mil ejemplares, ha estado al cuidado de Aída Valls, Vda. de Chabás. El producto de su venta se dedicará a publicar otras obras inéditas de Juan Chabás.» Hacía entonces dos años que el escritor español exiliado en Cuba Juan Chabás y Martí (1901-1954) había muerto (en la clandestinidad, por el acoso de la dictadura de Batista), y habían aparecido ya póstumamente su Antología general de la literatura española (1955, con prólogo del insigne ensayista José Antonio Portuondo), los cuentos de Fábula y vida (publicados en 1955 por la Universidad de Oriente, donde fue profesor de Teoría Literaria, y también con prólogo de Portuondo) y el poemario Árbol de ti nacido (1956, con prólogos de Aída Valls y de José Álvarez Santullano). Cuanto menos, curioso método de financiar su obra póstuma, que al parecer no tuvo continuidad.

Mariano Sánchez Roca.

Este libro, de 122 páginas, un formato de 14 x 20 y una lámina con un retrato del autor, lleva pie de imprenta de la Editorial Lex, una empresa que, como su nombre indica, se centraba sobre todo en el libro de tema jurídico y legislativo, pero que publicó también —a estas alturas ya es evidente— otros títulos de interés más puramente cultural.

 El fundador de Lex fue el madrileño Mariano Sánchez Roca (1895-1967), que en 1918 se había licenciado en Derecho en la Universidad de Zaragoza y en la capital aragonesa participó, con el filósofo e historiador Francisco Aznar Navarro (1878-1927), en la creación del periódico La Voz de Aragón (1925-1935). Posteriormente dirigiría el periódico ovetense El Carbayón (célebre por haber colaborado en él Leopoldo Alas, Clarín), y fue Sánchez Roca quien reclutó para este mismo proyecto a un joven de diecisiete años que con el paso de los años también acabaría siendo muy conocido como escritor, Gonzalo Torrente Ballester (1910-1999).

Al iniciarse la década de los treinta Sánchez Roca aparece como subdirector del periódico madrileño La Tierra, donde coincidió con Eduardo de Guzmán (1908-1991) como redactor jefe y con los redactores Ezequel Endériz Olaverri (1889-1951), Ángel Samblancat (1885-1963), Ricardo Baroja (1871-1953) y Mauro Bajatierra (1884-1939), entre otros periodistas libertarios, y en esos mismos años publica los libros periodísticos La sublevación del cuartel del Carmen (unas horas de gobierno soviético en Zaragoza) (en la colección La Novela Política de Prensa Gráfica, 1930) y Descrédito de la patria (Después de la República, rumbos de España) (Imprenta Hijos de T. Minuesa, 1932), aparte de algunos otros trabajos editoriales (como es el caso, por ejemplo, del prólogo a 137 anécdotas políticas y de la Revolución (representativas de los hombres de la República), de Ramiro Gómez Fernández e impresas por Ediciones Minuesa en 1932).

Poco antes de la guerra civil fue nombrado diputado de la junta de gobierno del Colegio de Abogados de Madrid y ya iniciada la contienda fue subsecretario de Juan García Oliver (1902-1980) cuando en noviembre de 1936 este fue nombrado ministro de Justicia. En consecuencia, se trasladó con su mujer e hija a Valencia, y al ser sustituido el cenetista García Oliver por Manuel de Irujo Ollo (del PNV), Sánchez Roca dimite.

Al término de la guerra se exilió a Cuba, donde ya en 1939 funda con la ayuda de quien había sido su secretario de gabinete, el murciano Joaquín Fontes Pérez (1912-1988), la editorial Lex, cuya financiación, al parecer, sigue siendo un misterio. Enseguida se incorpora también como autor a la editorial y, en colaboración con el madrileño Rafael Pérez Lobo (llegado a La Habana en 1937) y el cubano Calixto Ruiz Sierra, publica el primero de una notable serie de libros, Leyes civiles de la República de Cuba (1940).

Ilustración de Andrés García Benítez.

Con sede en el número 465 de la calle Obispo (en el barrio de Habana Vieja), la editorial Lex se dotó de unos talleres tipográficos propios y abrió una librería especializada en Derecho en la que el escritor, traductor y empresario teatral catalán Rafael Marquina i Angulo (1887-1960) se ocupó de dinamizar un espacio dedicado a exposiciones pictóricas y conferencias (poco tiempo después, Marquina firmó el volumen de índices de las Obras completas de José Martí, publicadas por Lex en 1946). En apoyo de la la labor editorial y librera, Sánchez Roca publicó un Boletín Lex, así como una Revista General de Derecho y, a partir de enero de 1949, una esmerada revista cultural, Crónica (1949-1953), en la que colaboraron Emilio Roig, Lídia Cabrera y Gabriela Mistral, entre los escritores, y artistas gráficos como Andrés García Benítez (conocido por sus portadas para la revista Carteles) o Manuel de la Cruz («el Picasso de Costa Rica»).

Ilustración de Manuel de la Cruz.

Desde el primer momento, sin embargo, alternaron los libros de tema jurídico con la literatura. Así, de 1943 es la publicación del ensayo Alusiones a la guerra, de quien había sido cónsul general de México en España, el narrador y poeta José Rubén Romero (1890-1952) y Estampas de la época (cuentos y greguerías), del periodista deportivo hijo de español y cubana Eladio Secades (1908-1976); de 1944, la comedia dramática en tres actos FU-3001, del diplomático y escritor cubano José Antonio Ramos (1885-1945); de 1945 la sátira del mundillo literario de Enrique Labrador Ruiz (1902-1991) Papel de fumar (Ceniza de conversaciones),el ensayo Caracteres de Cuba, del abogado y diplomático José Manuel Cortina (1880-1970), hijo también de español y cubana,y una novela firmada por Ana Micciolo titulada Azahares enrojecidos (Playa de Varadero, Cuba, 1944); de 1946, el poemario La pureza cautiva, del portorriqueño José Agustín Balseiro (1900-1991) y con unas palabras introductorias de Octavio Paz; de 1947,, el libro con el que se estrenó, a los diecisiete años, la escritora cubana de literatura infantil Hilda Perera Soto (n. 1926),  Cuentos de Aplo; de 1949, las casi dos mil páginas impresas sobre papel biblia con las Obras completas de Rómulo Gallegos; de 1951, Bajareque, de Heliodoro J. Celestrín y prologado por Alberto Arredondo; de 1953 (y fechado como «Año del Centenario de José Martí»), el libro de cuentos El gallo en el espejo, del ya mencionado Labrador Ruiz…

Sin embargo, de Lex suele destacarse como uno de sus mayores éxitos las Obras completas de José Martí (1946), edición conmemorativa del cincuentenario de su muerte, preparada por quien fuera contertulio de Valle Inclán y Baroja, el historiador cubano Manuel Isidro Méndez (1882-1972). Se trata de dos volúmenes de más de dos mil páginas cada uno, a los que siguieron los dos de las obras completas de Simón Bolívar el año siguiente, pero la continuidad de esta obra se refleja mejor en la creación, en 1959, de la Biblioteca Popular Martiana, en cuyo primer volumen se recogían «El presidio político en Cuba», «Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos» y el «Manifiesto de Montecristi» y que iban acompañados de notas introductorias del propio Sánchez Roca.

Según cuenta José Domingo Cuadrello:

A mediados de 1961, al comprobar el carácter comunista del gobierno y en desacuerdo con las medidas económicas dictadas por éste, Sánchez Roca se marchó de Cuba y la editorial fue expropiada por el Estado, así como la librería y la galería de arte. Loa talleres tipográficos pasaron también a manos del gobierno y dejaron de llamarse Lex.

Al parecer, su primer destino fue Venezuela, pero poco tiempo después regresaba a la España franquista, donde se reincorporó al Colegio de Abogados de Madrid y en 1965 publicaría, en la Biblioteca de Divulgación Legislativa, Derechos activos y pasivos de los funcionarios civiles del Estado.

Fuentes:

Manuel Aznar Soler y José-Ramón López García, eds., Diccionario bio-bibliográfico de los escritores, editoriales y revistas del exilio republicano de 1939, Sevilla, Renacimiento-Gexel (Biblioteca del Exilio Anejos 30), 2016.

Bremaneur, «Tiempos de algaradas: La Tierra», La biblioteca fantasma, 2 de noviembre de 2009.

Jorge Domingo Cuadriello, El exilio republicano español en Cuba, Madrid, Siglo XXI, 2009.

Michael González Sánchez, «Crónica de una muerte anunciada…», Los rieles que hicieron ciudad. Tanvías de La Habana, 20 de noviembre de 2014.


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