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Libros y cajas de ahorro, una tradición perdida

Hubo una época —que los veteranos todavía recordamos— en que, en Cataluña, se había convertido en costumbre que, sobre todo las cajas de ahorro, participaran en la fiesta popular del libro que era Sant Jordi regalando a todos sus clientes —en algunos casos, siempre que ese día el cliente hiciera un ingreso— un libro y/o una rosa. Esto formaba parte del deber legal que tenían, a diferencia de los bancos, de destinar parte de sus beneficios a obra social y cultural (eran entidades financieras sin ánimo de lucro). Por supuesto, es indudable que eso contribuía a que estas entidades tuvieran una imagen pública muy distinta a la que tienen actualmente los bancos, y además vinculaban a las oficinas de estas empresas con el barrio en el que se ubicaban, pues no eran pocas las familias que atesoraban en sus casas estas ediciones, que en algunas ocasiones incluso formaban la parte más nutrida de la biblioteca familiar.


En un excelente y muy documentado artículo de 2019 en el blog Local-Mundial, Manuel Domínguez rastreó el origen de esta tradición y lo situó por lo menos en el año 1970, cuando la entonces llamada Caja de Ahorros de Sabadell, la entidad de este tipo más antigua de Catalunya (fundada en 1859 por un grupo de sabadellenses a cuyo frente estaban el introductor de las máquinas de vapor Pere Turull i Sallnt y su hijo Pau) y la Caja de Ahorros Sagrada Família (registrada en 1931 como Caja de Ahorros del Patronato Social Escolar de Obreras de Poblet) empezaron a ponerla en práctica.

En el caso de la caja Sagrada Família, que ya tenía vínculos con la industria del libro y en 1969 había publicado como editora Descripció del barri gòtic, del arqueólogo e historiador Agustí Duran i Sanpere (1887-1975), en 1970 regalaba a sus clientes ejemplares de la segunda obra que publicaba el fotógrafo e historiador Pere Català Roca (1923-2009), 50 racons de Barcelona, y a partir de ese momento y hasta 1981 se estableció una relación por la que casi cada Sant Jordi esta entidad regalaba un libro de este autor de temática barcelonesa: Altres 50 racons de Barcelona (1971), Llum de festa a Barcelona (1972), 50 monuments barcelonis (1973), Una Barcelona cara al mar (1974), 50 escultures barcelonines (1975), Altres 50 escultures barcelonines (1976), 50 evocacions barcelonines (1977) y 50 patis barcelonins (1978).


Por lo que se refiere a la de Sabadell, en 1969 había empezado a publicar, también en el ámbito de la historia local, una excelente colección de una doce de títulos llamada Dinámica y perspectiva del Vallès, en la que colaboraron eminentes conocedores de la materia (Joaquim de Nadal, Muriel Casals Couturier, Josep Maria Miró Ardèvol, Josep Maria Muntaner Pascual…). En 1972, con motivo de la Diada de Sant Jordi, publicaría otro libro importante, el catálogo de la exposición bibliográfica Sabadell y los sabadellenses.
Domínguez menciona otros dos libros realmente impresionante regalados por la Caixa Penedès (fundada en 1913) con motivo del Sant Jordi de 1971, El primer círculo, de Aleksander Solzhenitsyn (1918-2008), que acababa de obtener rocambolescamente el Premio Nobel de Literatura en 1970 y publicaba Bruguera, e Incerta glòria, del escritor y editor Joan Sales y que publicaba Club Editor, que no he sabido localizar.

Dos años más tarde, en 1973, Edicions 62 hizo una edición especial de la utilísima antología prologada por Josep M. Castellet (1926-2014) Narracions catalanes del segle XX, que daba a conocer al incipiente sector de lectores en catalán la obra de Joaquim Ruyra (1858-1939), Prudenci Bertrana (1867-1941), Mercè Rodoreda (1908-1983), Salvador Espriu (1913-1985), Pere Calders (1912-1994), etc., que ese 23 de abril la Caixa d’Estalvis Laietana regaló a sus clientes. En 1975 la Caixa Provincial de Barcelona regalaba una obra de referencia en la docencia clandestina de la historia nacional entre los jóvenes desde su aparición seriada en las páginas de la revista Cavall Fort en 1969, el libro escrito por Maria Novell (1914-1969), editado y completado por Oriol Vergés (n. 1939) e ilustrado por Fina Rifà (1939) Viatge per la historia de Catalunya.


Pronto se establecieron algunos parámetros bastante comunes en esta tradición de regalar libros desde las oficinas bancarias. Las condiciones para obtener elobsequio variaban de una entidad a otra (hacer un ingreso, llevar a cabo alguna gestión en la oficina esa semana, tener domiciliada la nómina, etc.); los clientes tenían la posibilidad de elegir entre más de una opción, y por lo general estas opciones incluían libros ilustrados o de gran formato, novelas de gran éxito, libros más o menos juveniles y títulos tanto en catalán como en español. Era muy común que entre estas posibilidades hubiera por lo menos uno de los títulos relacionado con la historia, el arte, las tradiciones y el folklore locales o nacionales, con lo cual el peso de su influencia en la configuración social de los espacios a los que llegaban estas iniciativas fue de un calado notable. Asimismo, no solían faltar, sobre todo a medida que avanzaron los setenta y ya en los años ochenta, aquellos títulos traducidos al español que el cine o la televisión habían popularizado, como es el caso de Heidi (Caixa de Terrassa, 1976), Yo, Claudio (La Caixa, 1979), El factor humano (Caixa de Barcelona, 1980), La mujer del teniente francés (Caixa de Barcelona, 1982), etc.

En 1981 destacaba la oferta de La Caixa, que incluía el Picasso de Josep Palau i Fabre profusamente ilustrado y la influyente obra de Dominique Lapierre y Larry Collins Esta noche la libertad. También en los inicios de esa década se convierte en habitual que La Caixa de Sabadell regalara una edición especial de las novelas ganadoras del Premi Sant Joan de Narrativa que convocaba la Fundació Caixa de Sabadell y publicaba Edicions 62 en su colección El Balancí, lo que reportó una mayor popularidad y una más extensa distribución para libros de escritores como Antoni Lluc-Ferrer, Vicenç Villatoro o Gabriel Janer Manila, entre otros.


El año siguiente la Caixa de Catalunya obsequiaba a sus clientes uno de los libros más leídos sobre los músicos combativos de los años setenta, Tretze que canten (1982), escrito por el periodista y productor televisivo Joan Ramon Mainat (1951-2004), prologado por Josep Maria Espinàs (1927-2023) e ilustrado con fotografías de Colita (Isabel Steva Hernández, 1940-2023) y que repasaba las biografías hasta entonces de músicos y cantautores tan diversos como Maria del Mar Bonet, Núria Feliu, Lluís Llach, Ovidi Montllor, Guillermina Motta, Pi de la Serra, Raimon, Pau Riba, Joan Manuel Serrat, Jaume Sisa, Pere Tàpias y el grupo La Trinca. El conjunto de los libros que se regalaron en esa amplia etapa, si bien heterogéneos en su tipología, resulta bastante impresionante.

Por otra parte, se estableció una relación, muy beneficiosa para las editoriales, entre los propietarios de los derechos de edición y estas cajas de ámbito más o menos local, mediante el cual era la editorial la que se ocupaba de hacer una tirada especial, por regla general enormemente grande, con el sello de la entidad financiera en la cubierta.
En el caso de los bancos, sin obligación de hacer «obra social» por estatutos, su colaboración con el sector editorial ha sido tradicional y mayoritariamente para llevar a cabo grandes proyectos de interés cultural pero difícilmente asumibles por las empresas más o menos modestas, y a menudo el resultado fue durante muchos años no muy distinto a los de las iniciativas público-privadas: ejemplares que dormían el sueño de los justos en remotos almacenes, y que servían para poco más que regalar ostentosamente a la autoridad política de turno cuando ésta visitaba la empresa bancaria.


No parece que haya una explicación del todo clara de cómo y por qué entre finales de los ochenta e inicios de los noventa desapareció esa linda tradición. Pero no estaría mal que alguien cogiera el testigo, y quizás ahí los gremios de editores tengan algo que decir.

Fuentes:

Manuel Domínguez, «De quan existien caixes d’estalvi i regalaven llibres per Sant Jordi», Local-Mundial, 1 de diciembre de 2019.

Natalia Piernas, «Cuando las cajas de ahorro regalaban libros para Sant Jordi», La historia de empresa, el valor de una marca, 24 de abril de 2014.


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