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Entre la escenografía y la ilustración de libros: Carlos Marichal en el exilio

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En el número de 1953 de la revista puertorriqueña Asonante se publicó un texto del poeta Juan Ramón Jiménez (1881-1958) titulado «Isla de la simpatía (Prólogo muy particular)», pero durante mucho tiempo nada se supo de la publicación de ese supuesto libro al que el texto en cuestión servía de prólogo (que se publicó póstumamente en 1981 en edición de Arcadio Díaz Quiñones y Raquel Sárraga). Según contó Carlos León Riquete en «Historia de una escalera: los materiales de archivo de Juan Ramón Jiménez», el poeta hizo gestiones mientras avanzaba en su escritura con el propósito de publicarlo, pero por alguna razón que no se explicita estas no llegaron a buen puerto; León Riquete menciona específicamente las editoriales Aguilar de Madrid, cuya historia es ampliamente conocida gracias sobre todo al libro que le dedicó María José Blas Ruiz, y Yocuma, de Puerto Rico, bastante menos conocida y en cuya creación intervinieron el pintor y grabador José Antonio Torres Martinó (1916-2011), la actriz y escritora Flavia Lugo (1926-2022) y el exiliado español Carlos López Marichal (1923-1969), quien por razones que luego se comprenderán firmaba solo con el apellido materno.

Flavia Lugo y Carlos Marichal.

Cuando en 1949 Marichal llegó a Puerto Rico con un contrato que le había facilitado Sebastián González para que se hiciera cargo de la dirección técnica del Teatro Universitario, el joven artista tenía a sus espaldas un recorrido ya bastante notable, en el que no faltaba siquiera el toque exótico (la edición en la Valencia en guerra de la revista adolescente La Guanchada, hoy perdida).

Ya en su ciudad natal, Santa Cruz de Tenerife, Carlos López Marichal había cursado desde muy niño estudios con el acuarelista Francisco Bonnín Guerin (1874-1963) en la escuela de bellas artes y había entrado en contacto con el surrealismo de la mano de Óscar Domínguez (1906-1957), pero cuando contaba apenas doce años su familia se trasladó a Madrid, su madre murió al poco tiempo y su padre lo dejó, tanto a él como a su hermano Juan, a cargo del diputado socialista Domingo Pérez Trujillo (1890-1954) y Carmen Marichal (su tía). Tras el inicio de la guerra civil española, a finales de 1936 fue trasladado a Valencia, donde estudió en el instituto Blasco Ibáñez, pero avanzado 1937 (huyendo del avance del fascismo) la familia se desplazó a Barcelona, donde se reencontraron con su padre y éste les ofreció irse a vivir con él y su nueva pareja sentimental. En nombre propio y de su hermano menor, Juan Marichal decidió seguir viviendo con Pérez Trujillo, y Carlos prosiguió sus estudios artísticos en Barcelona en el instituto Nicolás Salmerón con el pintor vanguardista Enric Climent Palahí (1897-1980), quien ese mismo año expuso en el Pabellón de la República en la Exposición Internacional de París, y con Eduardo Nicol (1907-1990) como profesor de filosofía.

Durante el verano de 1938 fue enviado a Bélgica y posteriormente pasó por París hasta que el avance de las tropas nazis hizo que la familia se trasladara a Casablanca, pero no tardaron en embarcarse en el Quanza, que arribó a Veracruz en noviembre de 1941. Fue en México donde Carlos perfeccionó su formación, al tiempo que se introducía en los campos en los que sobresaldría: entre 1942 y 1944 aprendió en la Escuela de Artes del Libro grabado, de la mano de Francisco Díaz de León (1897-1975) y Carlos Alvarado Lang (1905-1961); litografía con Pedro Castelar Báez (1905-1982), y refinó su técnica como dibujante con el ilustrador y grabador Julio Prieto (1912-1977).

Graduado ya como maestro en Artes Gráficas. en 1944 empieza a impartir estudios de arte teatral en la Universidad Femenina Motolinia, al tiempo que se introduce en el mundo de la escenografía con Les Comediants de France de André Moreau y en los años posteriores trabajaría para la Ópera del Conservatorio, la compañía de Alicia Markova y Anton Dolin, la Academia Mexicana de Danza, El Tinglado, el Palacio de Bellas Artes y la Unión de Intelectuales Españoles en México.

Paralelamente, se estrena profesionalmente como ilustrador de las cartillas creadas en el marco de una campaña de alfabetización iniciada por la Secretaria de Educación Pública, y que tendría continuidad con ilustraciones para el periódico Acción y la revista Independencia. En este sentido, tiene un particular interés su colaboración entre 1946 y 1948 con la mítica revista del exilio Las Españas, para la que ilustra con viñetas las secciones El Cuento del Mes («Los mulos enamorados», de Herrera Petere en el número 2, y «La desenvuelta «Altisidora»», de Benjamín Jarnés, en el 3) y Poesía en el Destierro (números 4 y 9), y además ilustra, junto a Juan Renau (1913-1990), el librito de las Ediciones Las Españas Las nacionalidades españolas, de Luis Carretero y Neva, publicado en 1948.

En 1949 abandona México para conocer al primer hijo de su hermano Juan, que trabajaba en la Universidad John Hopkins y se había casado con Solita Salinas (hija del poeta Pedro Salinas) pero ese verano consigue, a través del historiador y arqueólogo gallego Sebastián González García (1908-1967), entrar en el Teatro Universitario. Fue en Puerto Rico donde desarrolló su exitosa carrera como escenógrafo, pero se convirtió además en el primer grabador xilógrafo de la isla y, una vez casado con la actriz Flavia Lugo Espiñera, a principios de la década de 1950 funda la imprenta y la editorial Yocauna, con Torres Marinó y con Rodríguez Báez y con sede en el número 606 de la calle Bolívar (barrio de Santurce, en San Juan de Puerto Rico), a la que seguirían las Publicaciones de Coayuco (en la avenida Borinquen, número 2306).

Pese a la corta vida de esta modesta pero exquisita iniciativa, se cuentan entre sus mayores méritos el haber publicado, en 1955, la primera plaquette de la exiliada republicana española Aurora de Albornoz (1926-1990), el poemario Brazo de niebla, que posteriormente la autora ampliaría y publicarían en Santander los Hermanos Bedia en 1957.

A la izquierda, Carlos Marichal con un grupo de alumnos de grabado.

De ese mismo año 1955 es Canto desesperado a la ceniza, del poeta trascendentalista Francisco Lluch Mora (1925-2006) y del siguiente Canto moral a Julia de Burgos, de José Emilio González (1918-1990), y Décimas y canciones, de un incógnito Edilberto Torres Rodríguez (¿seudónimo?).

Más importante aún es la participación de Carlos Marichal como ilustrador y tipógrafo de una edición de El contemplado. Tema con variaciones preparada y prologada por su hermano y publicada por el Instituto de Cultura Puertorrqueña en 1959. En cierto sentido, puede interpretarse como el remate de una iniciativa de 1949 (apenas dos años antes de la muerte de Pedro Salinas), cuando Carlos Marichal ilustró con dibujos en témpera y tinta un único ejemplar ya impreso de Todo más claro.

Ilustración de El contemplado.

A principios de la década de 1960 empezó a diseñar, ilustrar y dirigir la producción editorial del Departamento de Instrucción Pública, sin por ello abandonar ni la docencia ni las colaboraciones con todo tipo de iniciativas relacionadas con las artes escénicas.

Con razón pudo escribir en el número de febrero de 1970 de España Libre el pintor y escritor surrealista (por entonces exiliado en Estados Unidos) Eugenio Granell (1912-2001) que «Carlos Marichal fue uno de los más destacados artistas españoles que, viviendo en Puerto Rico, vincularon estrechamente su existencia a la vigorosa actividad de la isla».

Carlos Marichal.

Fuentes:

Francisco Arrivi, «El arte de la escenografía en Puerto Rico», Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña, año XX, núms. 76-77, pp. 110-121.

Bambalinas. Revista de Teatro del Departamento de Drama de la Universidad de Río Piedras, número especial 2003-2004.

Miguel Cabañas Bravo, «El exilio en Puerto Rico de los artistas españoles de la diáspora republicana de 1939», en Josef Opatrný, coord., Migraciones en el Caribe hispano, Praga, Universidad Carolina de Praga-Editorial Karolinum (Iberoamericana Pragensia Suplementum 31), 2012, pp. 107-121.

Flavia Lugo de Marichal, «Carlos Marichal. La recuperación de la memoria del exilio a través de algunas cartas ilustradas», en M.ª Teresa González de Garay Fernández y Juan Aguilera Sastre, eds., El exilio literario de 1939 sesnta años después. Actas del Congreso Internacional celebrado en la Universidad de La Rioja del 2 al 5 de noviembre de 1999, Gexel-Universidad de La Rioja, 2001, pp. 151-174.

Silvia Pérez Pérez, Artistas españoles exiliados en el Caribe: el caso de la República Dominicana y Vela Zanetti, tesis doctoral presentada en la Universidad Complutense de Madrid en 2016.

Emilio F. Ruiz Sastre, Una universidad posible en tiempos de Jaime Benítez (1942-1972). Los intelectuales españoles acogidos en la Universidad e Puerto Rico a raíz de la guerra civil española, tesis doctoral presentada en la Universidad Nacional de Educación a Distancia en 2015.

Aurelio Velázquez Hernández, La otra cara del exilio. Los organismos de ayuda a los republicanos españoles en México (1939-1949), tesis doctoral presentada en la Universidad de Salamanca en 2012.


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